jueves, 27 de febrero de 2014

El Torno Alfarero, 6.500 años de historia y cultura.




Un breve homenaje al Torno Alfarero tradicional, uno de los primeros instrumentos tecnológicos creados por la humanidad y que transformó la alfarería con un profundo impacto sobre la civilización.  Un recorrido fugaz desde su nacimiento, probablemente en el Medio Oriente, pasando por su evolución y su permanente presencia a través de los milenios.



Este video didáctico persigue el humilde objetivo de mostrar la fuerza creadora que subyace bajo cualquier obra de alfarería hecha en torno, del increíble - y a menudo ignorado - valor cultural que se esconde en cualquier vasija o cuenco hecho en la milenaria rueda y por las manos de un alfarero.

 
Nota: Es posible que el video no pueda verse desde celulares.

¿Por qué es importante la precisión en un Torno Alfarero?


Un torno alfarero es una máquina para crear.  A través de ella, las ideas, la creatividad y la habilidad del alfarero habrán de fluir desde su mente hacia sus manos y llegarán finalmente a la obra.  Aquello que el artista desea transmitir debe poder palparse en su obra, y la herramienta debe permitir que ese flujo creativo transite desde las manos hacia el objeto “en su mismo idioma” sin interferencias, sin ruidos o vibraciones que quiebren la continuidad de esa corriente.  Un torno es una suerte de intérprete.


Una vibración constante en la herramienta se transmitirá irremediablemente a la arcilla y el resultado estará a la vista, la pieza tendrá un aspecto deslucido o, cuando menos, un “efecto no deseado” que dará cuenta de una cierta desconexión, un “ruido molesto e inesperado” que ha dejado huella en la obra.







Construir una buena herramienta no es tarea sencilla.  No basta con que “luzca bien”; debe permitirnos ir más allá, debe garantizarnos el buen fin de una obra artística, no debe tener “vicios ocultos”.  Una herramienta vistosa pero precaria no es de gran utilidad, es parte perdida de una inversión importante.  Una polea gastada o con defectos en parte de su superficie de contacto será garantía de una obra con “marcas”, y exigirá tiempo de “retoque” al artista.  El artista anhela una herramienta que le brinde satisfacción, que sea durable y de funcionamiento armónico y placentero.  La inversión en una buena herramienta es el dinero mejor gastado, es como la alegría del pintor al contar con el “pincel nuevo y bueno” cuya textura perfecta se percibe en cada trazo de óleo sobre el lienzo.

Cada una de nuestros tornos está hecho completamente a mano, pensando en el artista alfarero desde la primera hasta la última pieza. Por eso, las horas invertidas en su fabricación persiguen en cada una de sus partes – desde la estructura de sostén hasta las más diminutas piezas mecánicas - un objetivo primordial: transmitir con precisión y multiplicar fielmente esa fuerza vital del artista, para que su creatividad y la obra terminada puedan expresarse en la misma lengua.


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